martes, 23 de febrero de 2010

TU ISLA INTERIOR

La première image dont il m'a parlé,

c'est celle de trois enfants sur une route,

en Islande,

en 1965


En ocasiones la vida te concede irónicos ready-mades, pesadillas del deseo que, de un modo espiral, te absorben como un Maelstrom del que ni la razón del marinero ni el brebaje del autor te permiten escapar. En la literatura, esos fantasmas adoptan muchas veces la forma del miedo y la curiosidad: una visita a la casa del monstruo, un contrato en el salón junto al fuego. En Islandia esos demonios adoptan la forma del juego. Conoces a una chica en un pub. No hablas con ella. Dejas que ella juegue contigo, que te bese, que huya, que te olvide, que vuelva. La sigues por las calles de la ciudad y comprendes que ella es tu demonio y tu eres su juego. Desaparece. Te despiertas sin recordar si la noche anterior vendiste tu alma. Corres en la cinta del gimnasio y comprendes que eres la viva imagen de los caminos de bosque, senderos que no te llevan a ninguna parte, que sólo sirven para pensar. Tu ready-made. Frente a ti una cristalera con vistas. Curiosamente enfocada hacia el Sur. Y una idea. Que ese juego demoníaco se encuentra en todas partes. Detonante_ Un supuesto fin de semana esquiando en el Norte/ Primer punto de giro_ Pistas cerradas y viento huracanado/ Segundo punto de giro_ Carretera helada, posibilidad de accidente y parada en pueblo fantasma/ Clímax final_ Motor jodido. Ataque de zombis vikingos/ Desenlace_ Vuelta a casa/ Reseña_ A veces la vida adopta la forma del terror narrativo. En tu viaje de vuelta en coche viste un fantasma entre el viento y la nieve. Luego comprendiste que no se encontraba afuera. Era tu reflejo en el parabrisas. Olvidaste enfocar tu retina. El camino era hacia el Sur. Tus demonios en el pub en la cinta en la nieve.., luego descubres que ellos son transculturales. Ya lo sabías: que se encuentran en todas partes, que esto no es porque te fuiste. Que no son demonios vikingos. Son tus demonios. Aqui y allí. Un paisaje que te recuerda a Rothko, un sol tímido, una fiesta en casa de un conocido a la que llegas y te quitan el reloj. Jamás terminará. Chris Marker encontró en Islandia la imagen de la felicidad. Jamás supo explicarla. Tu en cambio vas para descubrir que esos demonios se encontraban dentro de ti.

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